11 INFORMA

¡SÓLO LA VERDAD!

Internacional

MUERE EL PAPA FRANCISCO A LOS 88 AÑOS DE EDAD

11 INFORMA / REDACCIÓN

Vaticano. El silencio que reinó esta mañana en la Plaza de San Pedro no fue casual. A las 7:35 horas, en la austera serenidad de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhaló su último aliento. A los 88 años, el primer pontífice latinoamericano, el papa de los gestos humildes y los pasos firmes hacia una Iglesia más humana, dejó este mundo tras una dura batalla contra una neumonía que lo mantuvo hospitalizado desde febrero.

El cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell fue el encargado de anunciar la noticia. Su voz temblorosa rompió el aire solemne: “Ha partido el Obispo de Roma, el pastor de los humildes”. El Vaticano entró de inmediato en sede vacante, y con ello comenzó no solo un proceso protocolar, sino el duelo de millones.

Nacido como Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, supo desde joven que su camino sería el del servicio. Jesuita de formación y espíritu, enfrentó dictaduras, injusticias y la desigualdad desde los barrios populares hasta las altas cúpulas del poder eclesial. Fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013 y con ello, cambió para siempre la historia de la Iglesia Católica.

Durante más de una década de pontificado, Francisco caminó descalzo entre los pueblos olvidados, lavó los pies de presos, abrazó a refugiados, dialogó con líderes de otras religiones, y alzó la voz contra el cambio climático, el capitalismo salvaje y la indiferencia global. No vivió en el suntuoso Palacio Apostólico, sino en una modesta habitación del Vaticano. No se rodeó de pompa, sino de sencillez.

Su salud se debilitó en los últimos meses, pero nunca dejó de trabajar. Su última aparición pública fue en la misa del Domingo de Ramos, donde, a pesar de su voz apagada, volvió a pedir “misericordia para los que sufren y justicia para los que no tienen voz”. Fue su despedida sin anunciarla.

El cuerpo de Francisco será velado en la Basílica de San Pedro y luego sepultado, según sus deseos, en la Basílica de Santa María la Mayor, lejos del boato, cerca de la gente. En las próximas semanas, el cónclave se reunirá para elegir a su sucesor, pero su legado ya está escrito: un Papa que eligió llamarse Francisco, como el santo de la pobreza, y que murió siendo fiel a ese nombre.

El mundo llora a un hombre que, con gestos más que con palabras, renovó el alma de una Iglesia milenaria. Y aunque ya no camine entre nosotros, el eco de sus pasos seguirá resonando entre los muros del Vaticano y en los corazones de millones.