El nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y Vietnam reduce aranceles, pero impone restricciones estratégicas que buscan frenar el flujo indirecto de productos chinos hacia el mercado estadounidense.
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En un movimiento que parece más geopolítico que económico, el expresidente Donald Trump anunció un acuerdo comercial inicial con Vietnam que reduce aranceles del 46 % al 20 % para las importaciones provenientes de ese país. Sin embargo, detrás del gesto de alivio arancelario se esconde una advertencia global: Estados Unidos quiere que sus socios limiten su dependencia de China.
El pacto incluye una cláusula clave que impone aranceles del 40 % sobre productos que hayan sido transbordados —es decir, manufacturados en terceros países, como China, y reexportados a Estados Unidos a través de Vietnam—. Esta medida apunta a cerrar una de las rutas que muchas empresas utilizaron durante la guerra comercial original para evadir las tarifas impuestas a productos chinos.

“La meta es evitar que China utilice a Vietnam como una puerta trasera hacia nuestro mercado”, declaró un portavoz de la Oficina de Comercio estadounidense. Según fuentes diplomáticas, el acuerdo fue precedido por semanas de presión de Washington sobre Hanoi para que controle sus cadenas de suministro y reduzca su dependencia de insumos chinos.
Vietnam, por su parte, celebró el pacto como una oportunidad para fortalecer sus exportaciones, aunque los analistas señalan que la medida podría complicar su equilibrio comercial entre las dos potencias. Si bien accedió a abrir su mercado a ciertos productos estadounidenses sin aranceles, deberá endurecer sus reglas de origen para evitar sanciones.
El anuncio tuvo repercusiones inmediatas en los mercados: los índices de manufactura vietnamita y las acciones de marcas estadounidenses que fabrican en Asia —como Nike y Lululemon— repuntaron brevemente, aunque los expertos advierten sobre los riesgos a largo plazo de una cadena de suministro aún más vigilada.
Con esta jugada, Trump no solo envía un mensaje a Pekín, sino también a otros aliados: ningún acuerdo está garantizado si no hay una distancia clara con China. El tablero comercial se mueve, y Vietnam acaba de recibir la primera ficha.